jueves, 18 de diciembre de 2008

Fenómeno Fan: El frutero


El pasado 12 de diciembre pudimos contar en la UNED de Tudela con la presencia de Santi Rodríguez, más conocido por su genial personaje del "frutero" en la serie "Siete Vidas".
Geniales los monólogos y genial persona.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Vamos a publicar algo...

Habrá que mover algo el blog, aunque la verdad es que cuando tengo tiempo no tengo ganas de escribir, y cuando tengo ganas no tengo tiempo...

Además, hay demasiados temas de actualidad como para seleccionar uno: la enésima crisis del Madrid, que aburre a las piedras; la cumbre de Washington que dicen que cambiará el destino de la Humanidad, pero que valdrá únicamente para que los polítiquillos se pongan morados de canapés, ZP incluido; o el nuevo mesías Obama de las narices, del que parece que ya se van olvidando un poco... porque menuda vara...

Y en cuanto a las novedades vitales, decir que Lucía sigue su crecimiento imparable en el útero materno, y sus "pataditas" ya son visibles desde el exterior. Si fuera hombre, su futuro estaría en el fútbol, seguro, a tenor de la fuerza y vitalidad de sus movimientos.

Y, por rellenar, una letra de una canción (con la que solían cerrar los conciertos) de Ktulu, un grupo de metalón hoy desaparecido que tan buenos momentos (conciertos) nos hizo vivir a algunos allá por finales de los '90...

Hasta la próxima...


Solo

No sé, cómo, cuándo, dónde
ni tampoco sé muy bien porque
si tengo algo, todo o nada
o lo he dejado de tener
las cosas suelo olvidar
mi memoria no dá para más
solo me queda aceptar la existencia de la realidad

Soy el mejor de mi habitación
siempre y cuando esté solo yo

Dudo si hago bien o mal
o tan sólo lo que puedo hacer
lo que tengo claro es que difícilmente cambiaré

Soy el mejor de mi habitación
siempre y cuando esté solo yo

Solo yo...

(Ktulu "Confrontación", 1997)

jueves, 25 de septiembre de 2008

Parece que va a ser niña...



O eso dicen las ecografías. Según la ginecóloga, se parece a su padre (pobre niña), aunque a mí me recuerda desde al Pozí hasta a Brad Pitt...
Lo importante es que todo va bien y, Lucía (ese será su nombre más probable) está perfectamente. Sigo alucinando con todo el proceso, la verdad...
Seguiremos informando...

viernes, 5 de septiembre de 2008

miércoles, 16 de julio de 2008

Crónica de un viaje a Grecia III: de Atenas a Olympia pasando por Micenas

Tras el relato de la estancia en Atenas, los siguientes posts contarán en qué consistió el circuito de cuatro días (de miércoles a sábado) que realizamos por la Grecia continental. Personalmente, no me gustan nada este tipo de viaje organizados pero, en nuestro caso, era la única forma de visitar más lugares en menos tiempo.

La guía que nos acompañó durante los cuatro días se llamaba Artemisa, como la diosa. La verdad que la tía controlaba bastante y le molaba bastante la historia. Era bastante crítica con la Grecia actual, claro está, comparándola con las época gloriosas pasadas. El conductor del autobús, cómo no, se llamaba Kostas... no podía ser de otra manera... La verdad que los dos fueron bastante amables, porque imagino que estarán hasta las pelotas de tratar con turistas españoles año tras año...

En cuanto a nuestros compañeros de autobús, haré una descripción somera: dos parejas de andaluces de Algeciras que cumplían todos los tópicos: graciosos y juerguistas; una pareja de asturianos de unos 50 años, concretamente de Mieres; un picoleto con acento madrileño (bastante arrogante) con polo con la bandera de España, bermudas y náuticos sin calcetines, y su mujer, de acento canario (mi hipótesis: lo trasladaron a él a Canarias, allí dejó embarazada a su mujer y tuvo que casarse con ella; tenían toda la pinta); una pareja madura de gallegos en los que al hombre, que apenas hablaba, le daban arrebatos de repente y gritaba algo en alto tipo “¡a comer que hay fame!”; una pareja de recién casados madrileños a los que no les gustaba nada de la comida y tenían alergia a todo (entre otras cosas, al olivo, por lo que lo pasaron bastante mal); y otra pareja madura de hombre cacereño y mujer madrileña, cuya hija estaba de Erasmus en Tesalónica. Había más gente, pero ya no llamaban la atención.

Lo peor del circuito era que comíamos todos juntos, compartiendo mesa, con lo que no quedaba otra que relacionarse. Con los que más contacto tuvimos fue con los andaluces, la pareja de alérgicos y el cacereño y su mujer. No eran mala gente, la verdad, pero acaba uno un poco harto de verlos cuatro días seguido...

La ruta del primer día fue la siguiente: Atenas - Corinto - Epidauro - Micenas - Nafplio - Tripoli - Megalopoli - Olympia

La salida de Atenas, dirección Corinto, tuvo lugar atravesando una zona portuaria bastante fea. Refinerías petrolíferas, almacenes, naves industriales... y escondido entre todo ello, las ruinas del santuario de Eleusis, adonde se iba en procesión desde Atenas, supongo que por el mismo sitio ocupado por las fábricas. Cuánto ha cambiado la zona desde entonces...

Tras salir de la mole ateniense, la primera parada fue en Corinto, para ver el famoso canal. La verdad, sí que es espectacular, pero se pasa por encima sin pena ni gloria. A un lado se ve el Golfo Sarónico y al otro, el de Corinto. Y ya está. No tuvimos la suerte de que pasara algún barco, con lo que seguro que hubiera sido más divertido. Tomamos una tirópita (pastel de jamón y queso) de desayuno, por cierto.

De Corinto seguimos al Teatro de Epidauro. Allí se supone que había nacido Asclepio-Esculapio, hijo de Apolo, que fue famoso en la antigüedad por sus poderes curativos. Epidauro se convirtió en lugar de peregrinación de gente que quería curarse milagrosamente (como Fátima hoy en día, vamos, pero con más estilo). Básicamente, vimos el teatro, muy bien conservado y bastante espectacular, demostración incluida de una tía dando palmas para que apreciáramos la buena acústica. La verdad que la tenía.

Tras una breve parada en Nafplio, primera capital de Grecia tras su independencia de los turcos, llegamos al punto fuerte del día, aunque, para mí, podría decir que era el punto fuerte de todo el viaje, tras la Acrópolis de Atenas: Micenas.

Tras ver el Tesoro de Atreo, también llamado Tumba de Agamenón o de Clitemnestra (llamado porque sí, no porque estuvieran enterrados allí), que ya impresionaba bastante por el tamaño de los sillares que lo franquean, llegamos, poco a poco, a la Puerta de los Leones... Si ya me emocionó la Acrópolis, no podría definir lo que sentí al subir la rampa y franquear la Puerta... pensar en la salida del ejército hacia Troya... la vuelta del rey de Micenas y de los Aqueos, Agamenón, tras la caída de Troya para ser asesinado por su mujer, Clitemnestra, y su amante, Egisto.... todo mito, claro está, pero Schliemann descubrió el lugar (y las ruinas de Troya) basándose en Homero, con lo que dicho mito tiene cierta base histórica. Tuvimos suerte porque fuimos a una hora en la que estaban a punto de cerrar y había poca gente, por lo que pudimos recrearnos bastante en disfrutar del sitio... La verdad que me dio pena volver a atravesar la Puerta de los Leones al salir, por la rampa que pisaron tantos héroes míticos... pero así es la vida, tocaba ir a otro lado, concretamente a comer a un restaurante llamado “El Palacio de Agamenón”... Cualquier parecido con Micenas era pura coincidencia... Tocaba moussaká... Me quedé con ganas de ver las ruinas de Tirinto o de Argos, importantes ciudades micénicas, pero en otra ocasión será...


El resto del viaje, bastante largo, hacia Olympia, trascurrió en el autobús, atravesando Trípoli y Megalopoli, horrenda ciudad que me recordó, vista desde los alto, a la Springfield de Los Simpsons. Una central térmica en el horizonte podría ser la central nuclear del Sr. Burns, y el plano en damero recordaba bastante a una pequeña ciudad americana.

A este punto, hubo varias cosas de Grecia que me llamaron la atención: la primera, lo mal que conducen. Y es que los griegos aprovechan el arcén como tercer carril, con lo que siempre tienen un carril por el que adelantar. Da igual que haya línea continua. Te puede salir un coche en un cruce en plenas narices, pero no pasa nada: se reduce velocidad y se deja pasar... sin pitidos ni improperios... eso es ser civilizado, sí señor...

La segunda cosa, bastante macabra: una especie de pequeños altares con aceites y urnas en su interior que se ven en muchas zonas de las carreteras, en la cuneta. Según nos explicaron, se trata de sitios donde murió gente en accidente. La familia y amigos les coloca un altar para recordarlos. Había curvas con 12 altares...

Y la tercera, además de que todas las casas tenían placas de energía solar (subvencionado por el estado), fue la cantidad de casas a medio construir, o sin tejado, con todos los hierros del hormigón al aire. Algo muy llamativo, con casas donde vivían en la primera planta pero tenían el bajo sin construir... pero mogollón... la razón, según me han explicado, que se paga menos contribución, o renta, o lo que sea... debe ser curioso lo de las licencias de construcción en Grecia...

Llegamos a Olyimpia, lugar bastante frondoso, ya de noche, y tras llegar al hotel y cenar nos acostamos a la espera de visitar el lugar donde nacieron los Juegos Olímpicos. Pero esa será otra historia... si llego a escribirla...

lunes, 7 de julio de 2008

Crónica de un viaje a Grecia II: la Atenas milenaria

Dejábamos el anterior relato en la llegada a Atenas, capital de la actual Grecia. Por dar algún dato sobre la ciudad, decir que tiene unos 3 millones de habitantes (más de cuatro si le sumamos la zona portuaria del Pireo y su área metropolitana) y que concentra aproximadamente a un tercio de la población griega. Siempre que hablamos de Atenas, a todos nos viene a la mente la Acrópolis, el Partenón, el Erecteion y las cariátides... vamos, la época clásica, en el siglo V a. C. Y poco más... esto se explica porque tras ser conquistada Grecia por los romanos, allá por el siglo II a. C, y desde que Justiniano suprimiera su universidad allá por el 529 de nuestra era, Atenas conoció tiempos de decadencia... y así llega hasta 1832, cuando Grecia obtuvo su independencia del imperio otomano (los turcos), y en 1834 recibió la capitalidad del estado (antes era Nauplio la capital). Atenas de aquella tenía unos 5.000 habitantes. A partir de ahí, tuvo un crecimiento constante con dos momentos cumbre: la vuelta de los griegos emigrados en Asia Menor tras la guerra con Turquía en la década de 1920 y tras la II Guerra Mundial, como otras tantas ciudades. Y ese crecimiento acelerado tiene su plasmación física en el actual trazado urbano y sus edificaciones... Fin de la introducción.

Nuestro día en Atenas amaneció a las ocho y media de la mañana. La razón: el horario de desayuno del hotel finalizaba a las nueve. Tras un café griego totalmente aguado, al que luego me acostumbraría y me parecería hasta rico, nos dispusimos a enfrentarnos a la capital griega y el primer destino, que no podía ser otro que la Acrópolis...


Ya desde la ventana de la habitación pudimos ver las primeras imágenes de la urbe que se podrían resumir en la palabra caos. Gente cruzando por en medio del tráfico, bastante intenso; multitud de motocicletas del año catapún; taxis; ruido... vamos, Atenas en estado puro... pero era lo que imaginábamos, una ciudad con vida...


Antes de salir del hotel, decidí hacer uso del idioma griego para preguntar en recepción sí se podía ir andando desde allí a la Acrópolis La pregunta estaba perfectamente formulada, claro, al igual que la respuesta que me dieron, de la que lo único que comprendí es que la recepcionista aconsejaba ir en metro (porque nos señaló en el mapa, claro está). Recordé el consejo de un amigo grecohablante que me recomendaba utilizar el inglés porque no iba a entenderme bien con los griegos...


Total, que salimos del hotel y enfilamos la Avenida Pireos en dirección a Omonia y su parada de metro. Por el camino, vimos los primeros quioscos llamados “perípteros”, donde se vende de todo, hasta películas porno. La plaza de Omonia, una de las principales de la ciudad, es un hervidero a cualquier hora. Gente por todas partes, quioscos, yonquis, pakistaníes, tiendas de pan... no cabe duda de que Atenas es una ciudad occidental, pero el ambiente tiene algo oriental, algún olor y sabor de ciudad árabe...


Tras llegar en metro a la estación de Acrópolis, comenzamos nuestro homenaje a los antiguos griegos y subimos hacia los monumentos... No podría describir mi emoción (reflejada en mi cara, según mi acompañante) al subir por las faldas de la Acrópolis en dirección al Teatro de Dioniso, la primera parada. Imaginar a las gentes en la época clásica subiendo aquel camino, a Jerjes y los persas arrasando Atenas durante las Guerras Médicas; a Pericles y Fidias en dirección a las obras del Partenón... Impresionante. Tras visitar el teatro (veríamos unos cuantos más en el viaje), pasar al lado del Pórtico de Eumenes y ver desde fuera el Odeón de Herodes Ático, enfilamos el camino a los Propileos, pórtico de entrada a la Acrópolis, donde nos golpeamos con la marea de turistas... lo que éramos nosotros, mayormente.


La verdad es que los Propileos impresionan por sus dimensiones y por el mármol brillante (por efecto, claro está, del paso de los turistas) del que están hechos... no pude evitar tocar las columnas, pese a los carteles de prohibición... y es que cuántas manos habrán tocado aquella columna antes que yo... las de millones de turistas, claro... en ese momento, aprovechamos una sombra para protegernos con crema solar (eran las diez de la mañana pero el sol griego comenzaba a azotar sin misericordia). Recordé una frase que aparecía en un diálogo del libro para aprender griego moderno“Elliniká Tora”: “Ο ήλιος στην Ελλάδα είναι πολύ δυνατός” (El sol en Grecia es muy potente).


La verdadera emoción llegó al subir los escalones y contemplar la explanada: a la izquierda, el Erecteion y las Cariátides; y a la derecha, el Partenón que, pese a estar hecho polvo, impresiona bastante... algo atónitos, nos dirigimos en primer lugar al Erecteion. No me voy a parar en detalles: muy bonito, aunque las Cariátides no parecen tan grandes de cerca, lo de la marca del tridente de Poseidón en la puerta me pareció una auténtica frikada y lo del olivo sagrado de Atenea otra; me gustó su variedad de perspectivas, es un santuario distinto según desde donde lo mires.


Tras el Erecteion, nuestros pasos nos llevaron al soñado Partenón... y no nos defraudó, sus dimensiones imponen, y el brillo de sus mármoles, y su sobriedad, y sus líneas rectas, y la anchura de sus columnas en la base... buf, Fidias (o los pringados que curraron en su nombre) realmente hizo un buen trabajo... nos sentamos un rato a deleitarnos en su contemplación en una barandilla donde vimos algo que nos impactó casi más que el Partenón: la extensión de Atenas en el horizonte... impresionante... casas y más casas de 4-5 alturas como mucho extendiéndose durante kilómetros... ya sabemos donde se ubicaron los emigrantes de Asia Menor, claro... el mar Egeo y el puerto de El Pireo al fondo, luminosos...


Otro inciso: los vigilantes. Morenos, con barba de cuatro días y gafas de espejo tipo Cobretti. Y el silbato para incordiar a los guiris osados. La verdad que no tengo clara su función: si son meros vigilantes o si saben algo de arqueología. Desde ese momento, ese prototipo griego fue definido durante todo el viaje como “los Kostas”. Fin del inciso.


Tras un rato y varias vueltas al Partenón admirando su magistral sencillez, decidimos bajar hacia la roca del Areópago. Tras sentarnos en ella y reflexionar sobre cuántos juicios se dirimirían allí, bajamos en dirección al Ágora, el centro administrativo y de la vida pública en la época clásica... Vimos el Teseion, el templo mejor conservado de la época, restos de edificios, cloacas, gimnasios... y los perros de Atenas... cómodamente tumbados a la sombra del museo y haciéndose fotos con los turistas... un tema curioso el de los perros en Atenas. Los controla el ayuntamiento, y viven en total comunión con la ciudad y en medio de su caos sin mayor problema... salvo que los molestes... entonces son implacables...


Tras el empacho de piedras, decidimos bajar al barrio más típico y tópico de Atenas: Plaka. Y hago aquí un inciso: dado lo gracioso de nuestro carácter español, estoy seguro que las dos cosas que más oyen los griegos de boca de un hispano es el “Jronia que Jronia” y el “plaka, plaka”. Es lo que hay... Simplemente, y por si alguien aún no lo sabe, que Jronia (en griego Χρόνια) es el plural de Xronos (Χρόνος) que significa “año”. El “que” es “και” en griego y significa “y”. Por tanto, Χρόνια και Χρόνια, “años y años”. Así que ya sabéis, españolitos, las gilipolleces que decís en griego... Lo del plaka-plaka no merece la pena aclararlo. Quien no conozca al “Yoyas” de Gran Hermano ya es un tremendo afortunado y no voy a ser yo quien le amargue la vida...


Tras este inciso, decir que Plaka me pareció el típico barrio turístico como en otros tantas ciudades y países, con ochenta mil tiendas de souvenirs y ochenta mil bares, con camareros pesadísimos en la puerta a la caza del güiri... tras sortear a una docena de camareros y, tras múltiples indecisiones (ya sabéis, todo el mundo quiere timar al turista), acabamos sentados en la terraza de una taberna bastante cutre en la calle Mitropoleos, en la que la gran mayoría eran griegos (buena señal, supongo). Allí nos zampamos sendos “soublakis”, uno de carne y otro de pollo, que son una especie de pinchos morunos a la brasa, acompañados de patatas y pan de pita.


Ya me he extendido demasiado. El resto del día lo dedicamos a ver el Templo de Zeus que, pese a lo ruinoso, impresiona por sus dimensiones, y las murallas de Temístocles (supongo que restos de los “muros largos” que llegaban hasta el Pireo).


Otro día contaré la anécdota de la calle de los yonquis, al lado del hotel, y de lo que tuvimos que atravesar para llegar a Psirí... pero creo que ya he escrito demasiado...

martes, 1 de julio de 2008

La noticia más importante de mi vida


Para acallar los rumores ahí va la noticia:
voy a ser padre
Si todo va bien, ocurrirá en el próximo mes de febrero.
Iré dando más detalles.
Gracias por las felicitaciones de los que ya lo sabíais.


martes, 3 de junio de 2008

Crónica de un viaje a Grecia I: diario de un largo camino hacia Atenas

Situémonos. Lunes, 12 de mayo. Dos días después de la boda. Y nueve días después de la preboda. Con todo lo que ello implicó de preparativos, atender a gente, preparar en el trabajo asuntos para la ausencia, beber, comer... Vamos, que teníamos bastantes ganas de largarnos y desaparecer de la circulación quince días... Este es el principio de la crónica de esos quince días...

El viaje hasta Atenas hubo que dividirlo en varias etapas, lo que es una de las desventajas (mejor dicho, la única desventaja) de no vivir en Madrid.

Primera etapa: autobús Tudela-Madrid. 10.30 horas.
Sin problemas, salvo la clásica escala absurda en Cintruénigo para subirnos al bus que viene de Pamplona porque a la empresa Conda no le sale de las pelotas desviarlo 16 kilómetros y que entre en Tudela. Pero ya lo sabíamos de otras veces. No hay problema.

Segunda etapa: metro Avenida América – T4. 15.20 horas.
La llegada a esos intestinos oscuros de Madrid y la Avenida América se produce sin sobresaltos. Tras sortear el típico guirigay en la salida, cogimos el metro y llegamos a la T4 sin problema alguno.

Tercera etapa: facturación y embarque. 16.25 horas.
Los problemas comienzan en la T4: ¿por dónde se va a los mostradores de facturación de la T4? No tenemos ni idea. Es la primera vez que viajo desde allí. Y no hay ningún mostrador de información en nuestra línea a de visión, que abarca unos cien metros. Decidimos seguir unas señales de tamaño minúsculo que parece que lo indican. Subimos una planta. Otra planta. Y otra planta. Y al final los encontramos... ¿Cuáles son los nuestros? Doscientos y pico. Bueno, pues toca caminar...
Llegamos, al fin, pero los dos mostradores que marca el panel de vuelos no están iluminados... otra duda. Pregunto al tipo del mostrador de Iberia, tras una breve espera por el típico pesado que tiene que preguntar todo (otro como yo, vamos). El empleado me explica amablemente: esto que tienes es un billete electrónico. Tienes que ir a esa máquina e imprimirte las etiquetas de la facturación y la tarjeta de embarque, y luego ir a cualquiera de aquellos mostradores a facturar equipaje. Pero los que marca el panel no están activos, replico. Da igual, vale cualquiera... Bien. Allá vamos. Con algún problema logramos vencer a la máquina del billete electrónico, aunque al elegir asiento sólo aparecen disponibles los de al lado de la salida de emergencia y los de atrás. Cogemos los de atrás y vamos a facturar.
Allí nos dicen: tenéis mal asiento, los de atrás no se pueden abatir. Respuesta: pues son los que había. Continúa: en la máquina no se ven todos los que hay... No me diga... Mírenos otros, entonces. Mira... mmm... sólo quedan los de las salidas de emergencia... (Lo mismo que hemos visto nosotros, claro). Son algo mejores... pues hala, esos. Una duda me asalta en este punto: de doscientos asientos, ¿por qué sólo quedan ésos si aún faltan dos horas para que salga el avión? ¿Se pueden reservar por internet?. Debería habérselo preguntado a la dependienta... Pero ya vamos camino del arco detector de metales...
Siempre es lo más “divertido” de los viajes. Me despojo de todo: ni móvil, ni llaves, ni cartera, ni cinturón... pero pita igual... no logro eludir el resultado esperado: cacheo humillante (por lo menos no me hacen descalzarme). Y algo curioso: a mi acompañante no le dejan pasar un bote de Kas naranja que llevaba en la mochila. Porque es un líquido. Insistiendo un poco logramos que hagan la vista gorda con el líquido de las lentillas... menos mal... Pero no comprendo esa norma... porque luego puedes comprar todo el líquido que quieras: licores, refrescos, agua... vamos, hasta nitroglicerina,... Supongo que son las consecuencias del 11-M y de la paranoia terrorista... En fin, tras cierta espera, logramos embarcar en el avión rodeados de muchos griegos y algún español...

Cuarta etapa: viaje en Avión a Atenas. 18.35 horas.
Tras un buen despegue, una cena a cargo de Iberia y el cambio de hora en el reloj (en Grecia es una hora más), llamó mi atención el hecho de que había unas diez personas (griegas) levantadas de sus asientos, por el pasillo y hablando a voces. Una acodada cómodamente en el reposa cabezas de mi acompañante. Buen sitio. Otros tres haciendo círculo alrededor de otra española que, sentada en su asiento, a duras penas aguantaba el tipo bajo los sobacos y las barrigas de los cincuentones que se asomaban sobre ella. Incluso uno llega a levantarse tranquilamente en plena maniobra de aterrizaje, llevándose una reprimenda por parte de la azafata... Supongo que será cosa del carácter campechano del pueblo heleno... por lo demás, el viaje discurrió sin sobresaltos y concluyó con un buen aterrizaje... Aplausos en el avión... En mi caso, prefiero no aplaudir hasta estar fuera del avión...

Quinta etapa: recogida de maletas y trayecto en autobús hacia el hotel. 23.30 horas
Tras llegar al aeropuerto dedicado a Eleftherios Venizelos, héroe nacional para los griegos, y que tiene calles en todas las poblaciones del país, recogemos las maletas sin problemas, y seguimos fascinados los letreros en griego: Έξοδος / Exit. Para allá vamos. Vemos una persona con un letrero. Es de nuestra agencia. Se llama Fanny. Nos entrega un sobre con información y esperamos. Llegan más españoles. Nos subimos todos a un microbús y para el hotel vamos... Por el camino, la guía nos fue explicando cosas sobre Grecia y Atenas: es una ciudad muy segura, las zonas visitables se recorren bien a pie, los precios son similares a los de España y, lo más importante para ella, que la empresa nos ofrecía varias excursiones (pagando, claro está) detalladas en el folleto por Atenas y alrededores. Unos españoles de edad madura picaron, y visitarían la ciudad de forma guiada y, seguramente, bailarían sirtaki en una “típica taberna” griega a precio de oro. Declinamos la invitación de Fanny. Bastante tendríamos con el circuito por Grecia y el crucero en cuanto a viajes organizados...

En el camino a Atenas, que está a unos 40 km del aeropuerto, pasamos las típicas zonas industriales y terciarias con Carrefour, Lidl, talleres,... vamos, parece que estábamos en Madrid, salvo por el alfabeto griego. Mis “conocimientos” del idioma me permitían leer los carteles, aunque comprendía bastante poco... La entrada a Atenas tuvo lugar por calles un pelín oscuras con alguno que otro edificio ruinoso que tendríamos ocasión de ver a plena luz del día. Finalmente, llegamos al hotel Dorian Inn, que tenía buena pinta por fuera, aunque la habitación tampoco era una maravilla... Para entonces, ya eran más de las doce y media de la noche, hora griega. Decidimos quedarnos en la habitación, descansar y dejar el primer contacto con Atenas para el día siguiente. La fascinante Grecia Antigua, Pericles, Temístocles, Sócrates, la Acrópolis, Plaka y Monastiraki nos esperaban...

viernes, 25 de abril de 2008

miércoles, 5 de marzo de 2008

El domingo toca meterla...

El próximo día 9 estamos llamados a las urnas para introducir la papeleta. A votar. O a botar, en algún caso. Tras una desternillante campaña electoral el domingo acaba todo... Y parece que no hay más opciones de gobierno que el de las barbas y ojos de perturbado y el de las cejas de los ojos azules... Otra opción es no ir a votar, pero entonces es muy probable que estemos ayudando a la opción del barbas...

Tengo claro que la disyuntiva de elegir entre el barbas, el legionario de Cristo y el bronceado levantino, por un lado, o el de las cejas, el del ojo cerrado y el de ejjjpaña, por otro, es parecida a la opción de elegir entre mierda caliente o mierda fría, que diría Bukowski.

Pero voy a tratar analizar los pros y las contras de las dos opciones mayoritarias para ayudar a decidir a los indecisos, entre los que no me incluyo.

Vamos allá:

El de las cejas:

PROS
  • No es católico y (se supone) aboga por un estado laico.
  • Parece seguro que respetará el matrimonio homosexual y las leyes del divorcio y aborto.
  • Alguna de las leyes que ha aprobado han hecho que la Religión no sea evaluable en los colegios.
  • No suele caminar rodeado de banderas rojigualdas.
  • (Parece) que quiere buscar una solución real al problema del terrorismo.
  • No quiere salvarnos de nosotros mismos.

CONTRAS
  • Mucho rollo contra la Iglesia pero al final les ha dado más dinero que nadie.
  • No ha suprimido la asignatura de Religión.
  • Le apoyan una pandilla de tipos grimosos tales como: Víctor Manuel, Ana Belén, Sabina, Jesús Vázquez, Echanove o Fran Perea...
  • Los ministros de Exteriores y Fomento dan auténtica vergüenza ajena...
  • Como no depende de él, los precios y el euribor pueden subir o bajar, según decida la UE y la OPEP.

El de las barbas:

PROS
  • Ha prometido hacernos felices, como a la famosa niña.
  • Va a bajar los precios de la leche, la gasolina, el pan, el pollo... de todo. Aunque no diga cómo.
  • Va a hacer firmar un contrato a los inmigrantes para que demuestren su españolidad y no vengan a quitar el trabajo y a atracar a los españolitos.
  • Acabará con el terrorismo sólo con la fuerza del Estado de Derecho y la Ley.
  • Quiere salvarnos de nosotros mismos.

CONTRAS
  • Está rodeado de rancios y auténticos capullos, machos y hembras: Acebes, Zaplana, Esperanza, Astarloa,...
  • La sombra que proyecta tiene bigote de tipo tejano.
  • Apoya a tipos como Sarkozy.
  • Le apoyan los obispos, los atontaos que querían hacerse ricos en tiempos de Aznar con los sellos, los cazadores y ese engendro llamado AVT. Vamos, lo más selecto de la sociedad plural española.
  • Por lo mucho que le ha cundido estos cuatro años, cualquiera diría que le interesa que eta siga matando.
  • Como no depende de él, los precios y el euribor pueden subir o bajar, según decida la UE y la OPEP.

Vosotros parís y vosotros decidís... Ahí queda eso.

Y, si no, siempre nos quedará Llamazares...

jueves, 21 de febrero de 2008

Los 90 Vol. IV: la fusión

Fue otra de las modas musicales de los 90, aunque ya había comenzado a finales de los 80 con Mano Negra. La fusión, mestizaje, rock latino y demás tópicos. En realidad, era una especie de cajón de sastre donde cabían grupos como los propios Mano Negra y Manu Chao, Amparanoia, Sargento García, Color Humano y los geniales Fabulosos Cadillacs, junto a grupos más rumberos como Dusminguet y Ojos de Brujo, tecnológicos como Macaco, con vena rockera como Todos Tus Muertos o Bersuit, incluso el inclasificable Tonino Carotone o incluso Hechos contra el Decoro y algún disco de Fermín Muguruza.

Hoy, años después de su apogeo, el que escribe estas líneas apenas escucha nada de ese estilo y desconoce su evolución posterior, pero hay algunos discos, como "Libertinaje" e "Hijos del Culo", de Bersuit, o "Vasos Vacíos" de los Fabulosos Cadillacs, que podrían considerarse como verdaderos clásicos de los 90, junto a los símbolos, que podrían ser tanto el "Clandestino" de Manu Chao como "Casa Babylon" de Mano Negra.
Es muy difícil seleccionar un vídeo. Me he decidido por Sargento García y "Amor pa' mi", bastante tópico... Se admiten propuestas para otro CD recopilatorio...

miércoles, 6 de febrero de 2008

Los 90 vol. III: el grunge

Todos lo vivimos, la banda sonora de nuestra adolescencia tardía. El fenómeno denominado grunge, cuyo único nexo común supongo que era la pertenencia de los grupos a la ciudad de Seattle. Porque ya me diréis qué tenían que ver Pearl Jam con Nirvana, los dos más "comerciales", o con Soundgarden y Alice in Chains. También se incluyeron en el grunge (o en el pre grunge) a los geniales Pixies o a aberraciones talesc omo Sonic Youth -los odio profundamente... Supongo que todo acabó con la muerte de Kurt Kobain, aunque hubo algún discazo posterior como "Superunknown" de Soundgarden, y Pearl Jam han mantenido una carrera bastante coherente. Sí que es verdad que, personalmente y con el tiempo, he ido apreciando mucho más la música de aquel entonces comparada con la actual, tras unos años de cierto repudio...

Es difícil seleccionar un vídeo que represente aquella época, pero me he decidido por un directo de Nirvana y el tema "Lithium". Nirvana forever.


jueves, 31 de enero de 2008

Los 90 vol. II: el metalón



Otro clásico de los 90 fue el metal. Sobre todo en su variantes death, trash e industrial. Tendría que mostrar multitud de grupos para abarcarlo: Ministry, Fear Factory, Ktulu, Brujería... Me he decidido por la intro de Sepultura (en el concierto de Barcelona de 1991) porque aún la disfruto cada vez que la oigo... la greña siempre, aunque sea en el corazón (alguno se imaginará un corazón lleno de pelos).


sábado, 26 de enero de 2008

Los 90 vol. I



Ninguno nos libramos de bailar esto, con mejor o peor coordinación, alguna noche de allá por el 93... Y el que diga lo contrario miente... Bastante horrible el Un, dos tres...


lunes, 21 de enero de 2008

La España que quieren los obispos (II): las artes y las letras

(Hacer click en la imagen para agrandarla y poder leer el texto)

Segunda entrega. El Cantar del Caudillo. Acojonante... Ni novísimos, ni Miguel Hernández, ni Ángel González, ni siquiera Blas de Otero. El que mola es La Orden, todo un artista. La envidia de los titiriteros...

martes, 15 de enero de 2008

La España que quieren los obispos (I): El folklore

El documento está sacado de una biografía de Franco en tres tomos localizada en casa de mi abuela. Perdonad la calidad, puesto que es una foto del libro.
No faltan los tópicos: los Reyes Católicos, la Virgen del Pilar, Santiago y Colón... los referentes patrios, vamos... Escritas por católicos y gente de bien, nada de "gais", ateos y divorciados...

martes, 8 de enero de 2008

La vida sigue igual

Se acabaron las navidades, con periplo ovetense incluido, y con una genuina gripe asturiana que me traje -de guai, eso sí ;-)- en la maleta y que me tuvo en cama con fiebre al menos cuatro días... Es lo que tiene haberse aclimatado al secano del valle del Ebro y pasar una semana en el Cantábrico.

Nada más que contar, sólo quería quitar el puñetero post de la Navidad.